Idas, venidas y un joven tocando la guitarra.
Prisa. Llegadas y salidas.
Barullo, suciedad, olor a gasolina.
Cruce de caminos. Reencuentros, despedidas.
Un ordenador portátil y un sombrero de playa.
Derecha, izquierda y una mujer corriendo en tacones.
Un americano vestido de pingüino contando chistes anglosajones.
Sandwiches fríos, papel de aluminio, chirridos y sonido de obras.
Melodía de la mujer de la limpieza silbando,
un autobús verde botella y un váter averiado.
Mi tren a punto de partir, tu metro que ya se ha ido.
Autobuseros que hacen huelga a diario,
una china que sonríe, taxistas malhumorados,
un cura leyendo el Qué Me Dices y tres señores roncando.
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Se dice que en los aeropuertos se ven más besos sinceros que en los altares en las bodas. Es posible.
Pero no sólo se ven besos de pareja en plan peliculero, se ven besos emocionantes prueba de todo tipo de amores: padres y madres con sus hijos, nietos con los abuelos, tíos, primos, amigos, viejos amigos, incluso los que tiempo atrás fueron enemigos, los que acaban de conocerse y los que no imaginaron que se echarían tanto de menos.
Los aeropuertos y resto de grandes estaciones son sin duda escenario perfecto para cualquier romance. Y por ello a pesar de lo feos y fríos que parecen me resultan inevitablemente románticos. Románticos e impredecibles, un auténtico zoológico humano (y en ocasiones animal) adornado con la afloración de todo tipo de emociones. Ves a alguien llorando a moco tendido o corriendo a todo trapo con un ramo de rosas por la calle y cuando menos te giras con incertidumbre; lo ves en una estación de tren y te parece lo más normal del mundo.
¡A mis pocos años he pasado tantas horas ya en estos lugares! Muchas de ellas sola, otras acompañada, que me han dado para mirar y pensar mucho. Situaciones cómicas, surrealistas, bonitas, tristes, de aventura, anodinas y emocionantísimas. Todo eso y mucho más con el telón de fondo de un suelo de grandes baldosas blancas, un techo lleno de halógenos y alguien poniendo cronómetro a tu vida, deadline para tus adioses con el clásico din-don-din por megafonía.
Decididamente tengo ganas de viajar. Ni de irme ni de volver, solamente de viajar, con muchas bienvenidas y pocas despedidas.
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Absolutamente genial, q bonito y que real! Muy love actually! Me encanta cata!!!
¡Muchas gracias mona! ^^
La verdad es que lo escribí por libre y después me di cuenta de la similitud con la peli, por eso metí el vídeo de la intro jajaja