Puede que lo único que queramos es que alguien nos persiga. Tener siempre un Richard Gere que venga a buscarnos trepando por la escalera de incendios con un ramo de rosas, como en Pretty Woman, o una secretaria enamorada que corra a abalanzarse sobre nosotros en el aeropuerto como en Love Actually. Haciendo lo inimaginable y suplicando a Dios por no perdernos en esta vida. Personas que nos consideren indispensables para su felicidad.
Delirios favoritos
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Perdón por la tristeza
Si de alguna forma se pudiera saber cuándo es la última vez que se escribe la carta a los reyes magos creyendo que sus camellos van a entrar de verdad en tu salón cargados de regalos.
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A la hora de la verdad
“Ya me contarás a qué sabía mi sueño de facultad” fue lo último que me dijo a modo de buena suerte. Y ahí quedé yo, con cara de saber lo que hacía y sin darme cuenta aún del paquete extra de ilusiones que acababa de colarse de polizón en mi maleta.
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Hablábamos de tí
Con el tiempo descubres que no se crece a base de despertadores sonando por la mañana, ni de colecciones de días tachados en la agenda o listas de deberes hechos. Creces a base de historias.
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Agua
Por mucho que intentemos fingir y que nos engañemos con un montón de falsas y endebles certezas, en el fondo sabemos que la vida acaba reduciéndose a una partida al Hundir la flota. A un continuo experimento prueba-error.
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Es como lavarse los dientes
“La incultura sale siempre más cara que la cultura”.
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Cuentagotas
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